Caminar...

Hoy tenia ganas de caminar… caminar como hace mucho tiempo no lo hacia. Pensé en los tacos que hoy andaba trayendo, y sabes, me dieron lo mismo… no era yo quién estaba ahí, no era mi cuerpo el que avanzaba… sólo flotaba y mi mente iba volando aún más alto… (si, es cierto que no es muy bueno caminar así por las calles, sobre todo en el centro de la ciudad, que puede ser peligroso y esas cosas, pero siempre he sentido que tengo un gran angelito que me cuida y me permite dar ese tipo de caminatas por la vida…)

Me encanta caminar mientras mi mente corre a mil por hora y repasa tantas cosas, piensa, analiza, imagina, reflexiona, sueña… sobre todo sueña… hoy tenía mucho en que pensar… en realidad desde hace unos cuantos días atrás…

En algún minuto, mientras caminaba sentí la inmensa tentación de lanzarme al agua… bueno, en realidad había una poza de un tamaño bastante amplio en la calle, debido a qué? ni idea… si ni siquiera ha llovido… retomando… era un apoza, es cierto, pero cuando la vi no fue eso lo que mis ojos vieron, o lo que vio mi mente, ni lo que yo sentí… por el contrario, vi la enorme profundidad de un lago, y su profundidad me sumergió… me deshice de mi misma y me convertí en una sirena, o en un pez dorado, pequeño, ágil, y sólo floté en esas aguas, me deslicé por ellas libremente, cada vez más profundo, más lejos… y sentí esa frescura en mi piel, en mi alma… y que puedo decir, si sólo fue una milésima de segundo, mientras mi mente racionalizaba lo que mis ojos vieron en la primera imagen y me devolvieron a la realidad, a lo concreto de ir cruzando una calle, en la que no podía detenerme a riesgo de ser atropellada por cualquiera de los autos ahí presentes… menos aún podía lanzarme a una poza…

Y sólo seguí caminando, sin dejar de sentir esa fresca y agradable sensación… y seguí pensando… y me encanta, porque esa es una de las cosas que hacen que vuelva a encontrarme conmigo, que vuelva a mi centro… aún cuando o haya resuelto nada… (y aunque el ambiente estuviera enrarecido con todos los gases de las ultimas marchas… como si no bastara el smog habitual… ).

Y ahora estoy aquí, sentada frente al pc, esperando encontrarme con la causa de mis preocupaciones… no, eso suena muy feo… no se si causa, pero quizás motivo para que esté asi… sólo esperando… aun cuando debiera ir a dormir, porque ya es demasiado, quizás no tan tarde, pero igual agotada… aún así sigo vagando… por la web, sin esperar encontrar nada, sólo sintiendo transcurrir el tiempo en vano… aún así espero.

Y a pesar de todo, estoy bien… no puedo decir que estoy alegre, pero tampoco muero de tristeza… solo estoy y eso nunca es malo. Al menos soy conciente de mi.

Hoy tengo rabia… una mezcla de pena y rabia…
Necesito escribir un rato para intentar sacar todas estás cosas…
Me carga decir “te lo dije”, me carga sentir que hay posibilidades que ciertas cosas no ocurran pero tú no hagas nada por evitarlo, que no escuches lo que digo, no es que yo lo sepa todo, ni mucho menos, pero no sé por qué esa manía tuya de hacer prácticamente lo contrario… por qué, de verdad que no entiendo; no entiendo…

Descanso

En la sólida inocencia mi piel descansa
su ímpetu se evapora con los afrodisíacos rayos
se quema el alma tras la pálida cometa azulosa
rebosante de insignias ajenas
inertes.

En la brisa se desplazan mis sueños,
(mezcla de hidrógeno, oxígeno y otros tantos)
en su vehículo de cabellos y rizos libertinos,
al galope de la musa
sobre el carro del olvido,
inconsciente de su conciencia.

Sobre ti

Sobre las letras de tu nombre escribo.
Sobre ellas te miro,
y te pienso.
Sobre las letras de tu nombre te escucho,
te siento, te aprendo.
Aprendo de ti y de tu voz,
de tu risa.
Con mis dedos escribo…
y tu sabor queda en ellos.
Con tus manos escribes,
y mi piel se derrite:
te siento, te miro y te aprendo.

Es antigua, pero es lo que hay!

Hace tiempo que quería escribir, pero es difícil… no sé por qué se ha vuelto tan difícil en realidad… de la nada aparecen mil ideas, historias, comentarios, un sin fin, pero basta que tome un lápiz y sólo hay blanco. Al PC lo mismo, miro la página sin nada, el cursor parpadeando y ahí podría quedarse por horas si yo simplemente no cerrara el documento y lo apagara… sencillamente no sé que pasa, incluso ahora, es casi un parto escribir unas líneas (guardando las diferencias, claro está), como si tuviera que tirar cada una de las palabras, letra por letra para que algo surgiera ¡¡¡Ni que estuvieran de vacaciones, dormidas o enterradas por ahí!!!
Mucho se habla de las sequías narrativas, el problema es que yo sigo teniendo las ganas de escribir, tengo ideas y cosas que decir, pero cuando lo intento zaz! Se borran, desaparecen, se esfuman… etc… yo creo que entienden no?
Igual es raro.
Sí, definitivamente es raro, pero ni la más remota noción de qué hacer… supongo que nada: si solo se va, solo debe volver. En realidad más que creerlo, eso espero!

Papeles...

Hoy estuve revisando algunos archivos, papeles, en fin… miles de cosas escritas hace tanto tiempo… y volví a encontrarme conmigo, con una parte de mi que de cuando en cuando queda sumergida en el ir y venir cotidiano.

De chica escribir era la forma más fácil de liberarme y salir volando, de dejar que la pena, las rabias y las alegrías vivieran más que si sólo las expresaba, y por qué? Simplemente porque cada vez que las volvía a leer volvían a vivir, simplemente porque cada vez que leo algo que hace mucho tiempo fue escrito me hace volver a vivirlo… el tiempo hace estragos en nuestros recuerdos, por mucho que uno no quiera que desaparezcan (o a veces si, depende). El caso es que al volver a leer cada cosa, las escenas vuelven a aparecer frente a mis ojos y son incluso más nítidas y claras, que cuando realmente las viví.

Creo que una gran ventaja de volver a leer después de un tiempo lo que ya sucedió, más allá de la situación en si misma y ver cosas que antes pudieron pasar inadvertidas, es que existe la posibilidad de comprender por qué las cosas se dieron de tal o cual forma después, o bien por qué en situaciones posteriores y similares todo pareció más fácil… sirve para darse cuenta además de todo lo que se ha aprendido en el camino y dar gracias -aunque en su momento pudieran percibirse como malos instantes- de que estuvieran ahí, que hubieran marcado nuestras vidas de una u otra forma, porque sin ellos ya no seríamos lo que ahora somos, ni tendríamos claro lo que queremos y no queremos volver a vivir.